La Fiesta de la Virgen de la Candelaria
La Virgen de la Candelaria o Nuestra
Señora de la Candelaria es una de las advocaciones más antiguas de la Virgen María.
La Virgen de la Candelaria o "Mamacha Candelaria" es la patrona de la
ciudad de Puno, Esta Virgen está asociada a la Pachamama (culto a la tierra),
el lago Titicaca, las minas y el trueno; además de simbolizar, la pureza y la
fertilidad. En ella convergen también las esperanzas de los desvalidos y la
tenaz fe de los creyentes.
La celebración de la Virgen de la
Candelaria de Puno es una celebración que dura 18 días y se presentan más de
200 danzas, en estos días se juntan hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y
niños que no cesan de bailar para la Virgen, agradeciéndole así los beneficios
y milagros que les permiten seguir viviendo. En esta fiesta sin igual, la
ciudad entera se une en regocijo y en una mar de color, mística y danza, ante
un mudo testigo principal como son las frías y tranquilas aguas del majestuoso
Lago Titicaca. Se inicia la Fiesta de la "Mamacha Candelaria" el 24
de enero y culmina el 18 de febrero como preludio del Carnaval. En ese lapso se
congregan en el lugar, y entregadas en absoluta devoción a la Virgen, unas
setenta bandas musicales, algunas compuestas hasta por 300 personas, entre
músicos y bailarines.
Los integrantes de estas bandas no
bailan ni tocan todo el jubileo, sino que se relevan constantemente ayudando a
que la música, la veneración y la celebración continúen sin que nada ni nadie
pueda detenerla. En los primeros días, los danzarines ensayan lo que será su
paso por las calles en corzos pletóricos de alegorías, para estar a punto
cuando se dé su participación en el Concurso de Danzas Folklóricas. A toda hora
se escuchan por algunas arterias de la ciudad los más variados ritmos de la
región, interpretados por artistas que, acompañados de unas cervezas, empiezan
ya a circular como prólogo al jolgorio que en breve se desatará.
A las tres de la mañana del primero de
febrero, el Alferado -organizador y responsable monetario de la festividad-
sube a la cima del cerro Azoguini en los alrededores de la ciudad, acompañado
de unos cuantos músicos y de sus invitados, dando comienzo así al rito a la
Virgen, ofreciendo licores, rezos e incluso detonando bombardas por todo lo
alto, haciendo vibrar al expectante pueblo puneño.
Al despuntar el alba, "La
Pandilla" - como se denomina a quienes realizan la ceremonia en el cerro-
desciende bailando dirigiéndose hasta la iglesia San Juan Bautista, donde se
ubica el santuario de la Virgen, preparándose para las misas que se realizarán
al aparecer los primeros rayos del sol. Por la tarde, en la Entrada de Cirios,
el Alferado y la Alferada, su esposa, salen de su hogar portando la imagen del
niño Jesús seguidos por las autoridades y allegados en devota marcha hacia la
iglesia de San Juan, llevando velas y cirios encendidos.
La noche previa al día central, tienen
lugar las misas de vísperas para luego escuchar el tronar de los fuegos
artificiales que iluminan con su resplandor el cielo del altiplano puneño,
teniendo como fondo musical los melodiosos acordes entonados por bandas de
músicos. La ocasión es propicia para que el Alferado agasaje a la concurrencia
con ponche, anisado y cerveza en la entrada de la iglesia, hasta llegada la
noche.